Noemí Goldman
CRISIS IMPERIAL
REVOLUCIÓN Y GUERRA
Últimamente
se ha reexaminado la relación existente entre el proceso de independencia y la
formación de la nación, a raíz de los indicios que revelaron la ambigüedad en
la que se encontraba el sentimiento público en los inicios de la revolución. Se
trataba de fundar una nueva autoridad legítima supletoria de la soberanía del
monarca cautivo. En el Río de la
Plata se da la emergencia de distintas “soberanías” que se
correspondían con el ámbito político de las ciudades. Al mismo tiempo el
principio de una soberanía “nacional” surgía de los gobiernos centrales y de
las primeras asambleas constituyentes. Las invasiones inglesas de 1806 y 1807
son el origen de un nuevo actor político independiente del sistema administrativo
y militar colonial: la milicia urbana. Sin embargo, la militarización sólo pudo
ser plenamente utilizada en la arena local cuando el poder del rey español
caducó. Por otra parte, las diferentes expresiones del sentimiento público
durante el tramo final de la crisis del antiguo orden revelan que se podía ser
español americano frente a lo español peninsular, rioplatense frente a lo
peruano o porteño frente a lo cordobés. Entre 1810 y 1820 la revolución se
enfrentó a dos grandes cuestiones entrelazadas: por un lado, la guerra de
independencia comotarea primordial de los gobiernos centrales, y por el otro,
el problema de las bases sociales y políticas de la revolución. Asimismo la
revolución se desarrolló sobre la trama de la oposición entre la tendencia centralista de Buenos Aires y las
tendencias al autogobierno de las demás ciudades. Cuestión de la soberanía
que se vincula a la disputa sobre la forma
de gobierno que debían adoptar sobre los pueblos del ex-virreinato, una vez
que hubieran declarado su independencia. Se relaciona también con otro rasgo de
la vida política en los inicios de la revolución: las prácticas representativas
inauguradas por el nuevo orden.
La crisis de la monarquía hispánica
En
la segunda mitad del siglo XVIII España emprendió una reorganización profunda de las relaciones administrativas, militares y
mercantiles con sus posesiones americanas. Varias y complejas fueron las
motivaciones que animaron esta empresa. La primera responde a la necesidad de
reconocer el peligro que suponía el
poderío naval y mercantil de la potencia británica. En segundo lugar, a
partir de 1680 España cobró un nuevo aunque lento impulso económico que le
exigió a su vez una articulación
diferente entre su propia economía y la de sus posesiones americanas. La
política reformista persiguió, en tercer lugar, el propósito de afirmar una única soberanía, la del monarca absoluto. ¿Cuál fue el impacto de estas reformas en
el Río de la Plata ?
•
En procura de una nueva organización gubernamental el gobierno español adoptó
el régimen francés de intendentes. La Ordenanza de Intendentes
de 1782/83 dividió al Virreinato del Río de la Plata en diversas unidades políticas sobrelas que
esperaba ejercer una mayor supervisión real.
El sistema de intendencias constituyó la culminación de una política de integración
jurisdiccional y administrativa. Los intendentes se hicieron cargo de las
cuatro funciones: justicia,
administración general, hacienda y guerra.
•
Dimensión militar de la reforma:
objetivo de dotar a América de un ejército
propio. La nueva política de la
Corona consistirá en proporcionar a las autoridades de Buenos Aires los medios necesarios para
apoyar sus objetivos militares en la región (además de ser nombrada como
Capital y de la habilitación de un puerto para el comercio con España en Bs As,
por lo cual se tenian que pagar impuestos en la Aduana de Buenos Aires.
Crecimiento desigual). Así, esta ciudad se aseguró el predominio en los mercados del Interior, incluido el Alto Perú. El
intento de imponer una administración mejor organizada y centralizada afectó el frágil equilibrio entre el poder de la Corona y aquellos
arraigados en realidades económicas-sociales y jurídicas locales. Existía en América una larga tradición de
autogobierno, pervivencia de fueros, privilegios y libertades particulares
en las diferentes comunidades políticas que integraban los virreinatos. La
política unificadora de los Borbones avanzó sobre estos privilegios, en
particular sobre el gobierno de los municipios, lo que terminó por producir descontentos en los diversos estamentos
de la sociedad colonial. Sin embargo, este descontento no proporciona por si
solo la clave de la crisis que condujo a la independencia. La emancipación de
las ex-colonias habría sido más bien el resultado conjugado del derrumbe de los imperios ibéricos, de la
creciente presión de Inglaterra a lo largo del siglo XVIII,y de los factores de
resentimiento y disconformidad existentes en casi todas las capas sociales
americanas hacia fines del dominio colonial. Las revoluciones de
independencia siguieron, en lugar de preceder, a la crisis de la monarquía
ibérica. En este sentido los sucesos políticos peninsulares ocurridos entre
1808 y 1810 son fundamentales ya que muestran a la monarquía como lo que todavía
era en esos años: una unidad entre la península y los territorios
hispanoamericanos. Tanto en España como en América el rechazo del invasor y la
fidelidad a Fernando VII, así como también la formación de diferentes juntas,
fueron fenómenos espontáneos. Surgieron entonces dos interrogantes: quién gobierna y en nombre de quién.
Responder a estas preguntas llevó de inmediato al problema de la legitimidad de los nuevos gobiernos
provisionales y al de la representación política. La Junta Central Gubernativa
del Reino (que se constituye en España tras apresar al rey Fernando 7mo durante
las invasiones de Napoleón Bonaparte), que gobernó en lugar y nombre del rey
como depositaria de la autoridad soberana fue reconocida en lascolonias, pero
su legitimidad fue precaria porque sólo estaba constituida por delegados de la
península. Mientras tanto, en las colonias, en un momento crítico se rompía la
unidad española y los criollos presenciaban como los españoles luchaban entre
sí por el poder político. Paralelamente el malestar americano se acrecienta en
el curso de 1809 a
medidaque se hacia más incierto el futuro de la península.
Las invasiones inglesas y la militarización de
Buenos Aires (esto
pasó antes de la caída de la corona)
Las
invasiones revelaron la fragilidad del orden colonial (pese a su intento de
fortalecer el control sobre sus dominios), debido al comportamiento sumiso que
adoptaron el Cabildo y la Audiencia
por deseo de conservación y la inexistencia de un ejército para la defensa. Para hacer frente a la ocupación se organizaron
cuerpos milicianos voluntarios. Las tropas inglesas desembarcaron en Buenos
aires movidas por dos intereses entrelazados: el militar y el comercial. Gran
Bretaña buscó asegurarse una base militar para la expansión de su comercio y
golpear a España en un punto considerado débil de sus posesiones ultramarinas.
La conducta del virrey Sobremonte (que se
las tomó) deterioró profundamente su imagen y provocó la primera crisis grave de autoridad en el Virreinato.
En efecto, el 14 de agosto de 1806 se convocó
a un Cabildo Abierto que por presión popular exigió la delegación del mandato
en Liniers (líder de los grupos que resistieron). O sea que se quitó el
poder a la máxima representación del rey de España en el virreinato.
Frente a la posibilidad de una nueva invasión las fuerzas voluntarias se constituyeron en cuerpos militares (milicias). La segunda invasión (junio de 1807) encuentra una resistencia organizada de toda la ciudad. En las improvisadas fuerzas militares se asienta cada vez más el poder que gobierna el virreinato y que otorga a la elite de comerciantes y burócratas una nueva base de poder local, y a la plebe criolla una inédita presencia en la vida pública. Una Fue importante y novedosa la elección de los oficiales por los propios milicianos. El financiamiento también significó una modificación importante en la administración de los recursos del Estado. Se acrecentó el costo local de la administración y se volcó en Buenos Aires una masa monetaria que en el pasado se dirigía a España: la milicia urbana no sólo proporcionó una fuerza militar a los criollos, sino que se constituyó en una organización “peligrosamente independiente” del antiguo sistema administrativo y militar colonial.
Frente a la posibilidad de una nueva invasión las fuerzas voluntarias se constituyeron en cuerpos militares (milicias). La segunda invasión (junio de 1807) encuentra una resistencia organizada de toda la ciudad. En las improvisadas fuerzas militares se asienta cada vez más el poder que gobierna el virreinato y que otorga a la elite de comerciantes y burócratas una nueva base de poder local, y a la plebe criolla una inédita presencia en la vida pública. Una Fue importante y novedosa la elección de los oficiales por los propios milicianos. El financiamiento también significó una modificación importante en la administración de los recursos del Estado. Se acrecentó el costo local de la administración y se volcó en Buenos Aires una masa monetaria que en el pasado se dirigía a España: la milicia urbana no sólo proporcionó una fuerza militar a los criollos, sino que se constituyó en una organización “peligrosamente independiente” del antiguo sistema administrativo y militar colonial.
Deterioro y crisis del sistema institucional
colonial (1808-1810)
Tanto
criollos como peninsulares permanecieron abiertos a las posibles salidas
alternativas a la crisis política iniciada en 1808 en la metrópoli, sin limitarse en sus búsquedas ni por una
estricta fidelidad al rey cautivo, ni por una identificación plena con las ideas
independentistas.
La
crisis de la monarquía española también generó tensiones en el ámbito económico. Las autoridades se vieron
obligadas a tolerar el comercio con
navíos neutrales y aliados hasta su legalización por el Reglamento de comercio libre de 1809.
Los debates que se suscitaron en torno a la conveniencia de las nuevas medidas
económicas opusieron a los comerciantes
monopolistas españoles con aquellos que defendían los intereses de los
productores locales. En este marco Mariano Moreno elaboró su Representación
de los hacendados
Para
defender el principio del comercio libre. La crisis final del lazo colonial en
el Río de la Plata
se producirá sólo cuando lleguen las noticias de una posible derrota total de España en manos de
las tropas francesas. Y esto ocurre a mediados de mayo de 1810, cuando se difunden las nuevas oficiales que anuncian
el traspaso de la autoridad de la Junta Central al
Consejo de Regencia y el asedio francés a Cádiz, único bastión de la resistencia
española.
Las formas de la identidad colectiva:
“ciudad”, “pueblo” y “nación”
Ángel
Rosenblat en “El nombre de la
Argentina ” describe la compleja historia de este nombre y sus
vicisitudes a lo largo de tres siglos. A principios del siglo XIX, argentino equivalía
a rioplatense o bonaerense en un sentido muy general e incluía también al español
peninsular avecindado en Buenos Aires mientras excluía a las castas nativas.
José
Carlos Chiaramonte: se propone revisar
el presupuesto de la existencia de una identidad nacional prefigurada a fines
del período colonial. Vocablos que no
traducen la existencia de un sentimiento de nacionalidad unívoco que
estuviese por reemplazar al español. De las diversas formas de identidad colectiva que convivieron a fines del
período colonial, se distinguirán con mayor claridad 3 formas luego de 1810: la identidad americana; la urbana, luego
provincial; y la rioplatense o argentina.
Nación: alude tanto a la nación española como
a la nación americana. Implica una
reunión de sus componentes, pueblos y provincias intendenciales. Luego, se
vincula predominantemente con Río de la Plata , pero no
remite a un pasado histórico o étnico sino a una asociación. La nación
aparece en asociación a Estado, Congreso, Constitución, gobierno.
Los pueblos; en el lenguaje de
la época fueron las ciudades convocadas
a participar por medio de sus cabildos en la Primera Junta. Y fueron
estos mismos pueblos convertidos -luego de la retroversión de la soberanía del
monarca- en soberanías de ciudad, los que protagonizaron gran parte
de los acontecimientos políticos de la década. Con la caída del poder central
en 1820, los pueblos tendieron a constituirse en estados soberanos bajo la denominación de provincias.´
La revolución de mayo de 1810 y la guerra de
la independencia
La legitimidad del
nuevo poder que surge en mayo de 1810 no parece al principio estar en discusión. Basados en la
normativa vigente los participantes del Cabildo Abierto invocaron leal concepto
de reasunción del poder por parte de los pueblos, concepto que remite a la
doctrina del pacto de sujeción de la tradición
hispánica por el cual, una vez caducada la autoridad del monarca, el poder
retrovierte a sus depositarios originarios: los pueblos. Al convocar a los
pueblos del interior a participar en calidad de legitimos titulares de poder,
las nuevas autoridades siguieron la doctrina del 22 de mayo.. Sin embargo,
parte de los líderes del nuevo gobierno prefiere el concepto de soberanía popular difundido por las
revoluciones norteamericana y francesa, y por la versión rousseauniana
decontrato, que concibe a éste como un pacto de sociedad y rechaza al de
sujeción por considerar que el lazo colonial derivó de una conquista. Mariano
Moreno elabora desde las páginas de La Gaceta la moderna teoría de la soberanía popular
al adaptar los principios de Rousseau a la novedosa realidad del Río de la Plata. Teoría de la
soberanía elaborada para justificar el
nuevo poder de los criollos. Pero desde 1810 el acto concreto de ejercicio
de la soberanía suscitaba un conflicto mayor en el seno mismo de las provincias
delex Virreinato. La afirmación de la
existencia de una única soberanía sustentó la tendencia a crear un Estado
unitario en oposición a los que defendían la existencia de tantas sobernías
como pueblos había en el Virreinato. Dentro del unitarismo porteño, el Centralismo se constituyó en la modalidad
dominante durante la primera década revolucionaria, acentuada por las
exigencias de la guerra que atribuyen a Buenos Aires un lugar preeminente. Esta
tendencia no pudo conciliarse con la fórmula empleada por la Primera Junta para
convocar a las provincias y pueblos del Virreinato que admitía que estos
últimos habían reasumido parte de la soberanía antes depositada en el monarca.
¿Qué significó esto para la historia del desarrollo del proceso emancipador? Entre
1810 y 1820 la revolución se enfrentó a dos grandes cuestiones entrelazadas:
por un lado, la guerra de independencia comotarea primordial de los gobiernos
centrales, y por el otro, el problema de las bases sociales y políticas de la
revolución. Asimismola revolución se desarrolló sobre la trama de la oposición
entre la tendencia centralista de Buenos Aires y las tendencias al autogobierno
de las demás ciudades. Cuestión de la soberanía que se vincula a la disputa
sobre la forma de gobierno que debíanadoptar sobre los pueblos del
ex-virreinato, una vez que hubieran declarado su independencia. Se relaciona
también con otrorasgo de la vida política en los inicios de la revolución: las
prácticas representativas inauguradas por el nuevo orden.
Pensamiento ilustrado rioplatense: Relación entre independencia e ilustración bajo la forma de la búsqueda de las “fuentes” intelectuales de la revolución, derivó en filiaciones poco fructíferas ante las expresiones de los propios protagonistas. Se puede pensar en el pactismo de la escolástica española, en el iusnaturalismo germánico en la soberanía popular de Rosseau.Pero es dificil discernir la filiación teórica de sus enunciados. Lo que hay son Diferentes tradiciones, lenguajes ilustrados y formas de vocabulario que afloraron a veces en correspondencia, otras muy ajenas, a las prácticas políticas inauguradas por la independencia. Además, la cultura rioplatense muestra una relación entre cultura eclesiástica y cultura ilustrada que no es posible desconocer. Relación que se expresó en lo que ha sido designado con el concepto contradictorio de“ Ilustración católica”.
Pensamiento ilustrado rioplatense: Relación entre independencia e ilustración bajo la forma de la búsqueda de las “fuentes” intelectuales de la revolución, derivó en filiaciones poco fructíferas ante las expresiones de los propios protagonistas. Se puede pensar en el pactismo de la escolástica española, en el iusnaturalismo germánico en la soberanía popular de Rosseau.Pero es dificil discernir la filiación teórica de sus enunciados. Lo que hay son Diferentes tradiciones, lenguajes ilustrados y formas de vocabulario que afloraron a veces en correspondencia, otras muy ajenas, a las prácticas políticas inauguradas por la independencia. Además, la cultura rioplatense muestra una relación entre cultura eclesiástica y cultura ilustrada que no es posible desconocer. Relación que se expresó en lo que ha sido designado con el concepto contradictorio de“ Ilustración católica”.
Guerra y proceso
revolucionario (1810-1820)
El
proceso revolucionario comprendió dos períodos. El primero abarcó los años que
van de 1810 a
1814 y está marcado por los intentos
frustrados de los morenistas de asociar la lucha de la independencia con la
construcción de un nuevo orden (que quería cambios profundos e
independencia inmediata de España).
El segundo, de 1814 a 1820, se caracterizó por el conservadorismo político del gobierno del
Directorio. La dirección revolucionaria, mayoritariamente criolla, se
compuso desde el inicio de jefes de regimientos surgidos de la militarización
de 1806-1807 y de miembros de los círculos de discusión surgidos al amparo de
la crisis monárquica. Saavedra se
constituyó como presidente de la Primera Junta
y Moreno como su primer secretario. El
nuevo poder se caracterizó por una indefinición
en cuanto a integrantes y objetivos que se refleja negativamente en la
dirección de sus acciones. La
Primera Junta buscó el acatamiento
al nuevo régimen convocando para ello a los cabildos de las ciudades
interiores a enviar diputados. Esta iniciativa política se acompañó de una militar, con expediciones al norte y al
Paraguay. Apenas comenzada su marcha, la expedición al Alto Perú se enfrentó en
Córdoba (julio de 1810) con la primera resistencia al nuevo poder. La ejecución de los jefes opositores en
Cabeza de Tigre revela una férrea voluntad de doblegar cualquier oposición. La expedición al Paraguay no sólo es
derrotada, sino que la provincia proclamó su autonomía de Buenos Aires. El litoral ofreció un modelo rival al
propuesto por Buenos Aires. De modo que pasados los primeros meses, y a
pesar de la victoria de Suipacha que libera al Alto Perú del dominio español a
fines de 1810, el poder revolucionario encuentra límites a su expansión, lo cual influyó en el agravamiento de las
tensiones políticas que comenzaban a surgir en el seno del movimiento. Toma de
medidas contra los realistas a lo largo de 1811 y 1812, ordenadas en su mayor
parte lo que acelera la ruptura con Saavedra (que pensaba que no era el momento
adecuado para romper con España). La adhesión de Moreno a las ideas
republicanas y sus simpatías por la revolución francesa se expresaron desde el
inicio del proceso revolucionario, pero las ideas revolucionarias que intentaba
propagar entre los sectores populares se vinculan con una función de apoyo
guiado, nunca espontáneo, asignada a estos sectores. Castelli, llevo a cabo una
política más audaz. El 25 de mayo de 1811 frente a las ruinas de Tiahuanaco
proclamó el fin de laservidumbre. La
liberación indígena constituyó sin
duda un arma de guerra necesaria para un ejército
que requería de hombres y recursos, pero formaba parte asimismo de la
concepción de la revolución propia de los morenistas, que proclamaba la igualdad entre los hombres. La proclama
de estas medidas fue suficiente para alarmar
a las clases altas altoperuanas que vivían del trabajo indígena. En
las Gobernaciones Intendencias de Tucumán y Cuyo, que debían asegurar el
aprovisionamiento del ejército, la política revolucionaria tendió por el
contrario a preservar el equilibrio social, tratando de reducir al mínimo las
tensiones dentro de las elites locales.
Tras la incorporación a la Junta
de los representantes del interior, más adeptos a Saavedra que a Moreno, Moreno
renunció y murió poco después.
Luego
de la muerte de Moreno, sesiona el Club Morenista: su oposición sistemática al gobierno de Saavedra,
calificado de “moderado”, terminó por desencadenar
las jornadas del 5 y 6 de abril, en la que son expulsados de la
Junta Grande los morenistas que aún permanecían en ella.
Sin embargo, la derrota sufrida por
las tropas criollas en Huaqui (julio de 1811) produjo un duro golpe al poder del gobierno. Entonces se da el reemplazo de Junta por un Triunvirato, mientras
que los diputados de los pueblos pasaron a formar la Junta Conservadora
de la Soberanía. El Primer Triunvirato no
tuvo éxito. En enero de 1812 resurge
el club morenista con el nombre de Sociedad Patriótica, y con
Monteagudo como su portavoz. Esta forma temprana de sociabilidad no implicó una
real democratización del nuevo espacio público, porque para integrar la
sociedad era necesario poseer la calidad de letrado. Esta limitación de las prácticas democráticas se acentuó aún más con la
creación de la Logia Lautaro(octubre de 1812 a abril de1815), que se
organizó en sociedad secreta, abandonó el recurso a la “opinión
pública” como medio de acceso y control al poder. En 1812 predominaba una
divergencia de ideas en el conjunto de los protagonistas de la revolución.
Simultáneamente llegaba a Buenos Aires un grupo de oficiales criollos formados
en los ejércitos peninsulares, que impulsaron una nueva reforma en la organización
militar rioplatense. En ese grupo se destacaban José de San Martín y Carlos de
Alvear (ambos integrantes de la Logia
Lautaro ), los cuales consideraban que el esfuerzo militar debía servir a una causa más americana que
local. La confluencia de las miras de la Sociedad Patriótica con los recién
llegados condujo a la creación de la Logia. El 8 de octubre de 1812, bajo su influjo, el ejército depuso al
gobierno y constituyó el Segundo
Triunvirato. La iniciativa más importante de este período fue la reunión de
la primera Asamblea General Constituyente
rioplatense en enero de 1813. Ésta
dispone la libertad de prensa, la extinción del tributo, la mita, el
yaconazgo y la servidumbre, la supresión de los títulos y signos de
nobleza; sin embargo la independencia no es declarada. Alvear desplaza a San Martín para
convertirse en jefe de la Logia
y en director supremo del Estado.
Pero la entrega de la
Banda Oriental a Artigas terminó de socavar su prestigio en
Buenos Aires. El 3 de abril de 1815 una división de su ejército se subleva en Fontezuela. Del gobierno de
Alvear quedaba un triste balance: bajo la concentración unipersonal de poder,
la dirigencia revolucionaria se aisló de la clase política urbana y del
pueblo. La Banda Oriental , Corrientes, Entre Ríos y Santa Fe
formaban la Liga
de los Pueblos Libres bajo la protección de Artigas. Por su parte el
ejército del norte se autogobernaba
apoyado en los pueblos del noroeste. Cuyo, desde 1814, constituía la base
de poder de San Martín, que desde allí comienza a preparar una fuerza militar
para la liberación de Chile y Perú. En el norte, la derrota de Sipe Sipe
(noviembre de 1815) obligó al ejército rioplatense a abandonar
definitivamente el Alto Perú y a dar lugar a la instalación en Salta del gobierno de
Martín Güemes. A la
caída de Alvear había seguido una etapa de profunda crisis en el seno de la
elite porteña. La convocatoria a un nuevo congreso
marcaba un cambio en su política, que con este gesto se mostraba más atenta a
los intereses de los pueblos mientras buscaba afirmarse con nuevas
alianzas con figuras locales influyentes. Así, el Congreso General
Constituyente de las Provincias Unidas designó como nuevo director supremo a
Juan Martín de Pueyrredón (mayo de 1816). En este nuevo contexto resurgieron distintas
alternativas para salvar la revolución, dentro de las cuales los proyectos monárquicos ocuparon un lugar importante. Pero los pueblos se oponen a cualquier solución
monárquica, lo que lleva a la declaración, el 9 de julio de 1816, de la Independencia delas
Provincias Unidas. Sin embargo, en 1819, el texto constitucional de carácter centralista
propuesto por el cuerpo representativo es rechazado por los pueblos y el Congreso se disuelve. Pueyrredón, entre
1816 y 1819, anuda una alianza con Güemes y San Martín, que le proporciona una nueva base de poder, que no le
resultó suficiente para impedir una gradual pérdida de su autoridad política.
Uno de los puntos más críticos lo constituyó su política pro Portugal, que
lo llevó a partir de 1816 a
desentenderse del avance de las tropas portuguesas sobre la Banda Oriental. Finalmente,
una nueva tentativa de someter la disidencia artiguista lo llevó a lanzarse a
una campaña contra Santa Fe que resultó infructuosa. Luego de la firma del armisticio de San Lorenzo (febrero de 1819), que obliga a la evacuación de las tropas directoriales del territorio santafesino, Pueyrredon renuncia a su cargo y es reemplazado por Rondeau.
La provisionalidad de los gobiernos centrales y la cuestión
de la soberanía
Los
gobiernos revolucionarios que se sucedieron entre 1810 y 1820 se constituyeron en soluciones
provisorias destinadas a durar hasta que se reuniera la asamblea constituyente que
definiría y organizaría el nuevo Estado. De modo que la organización
políticadel conjunto de los “pueblos” rioplatenses permaneció indefinida. Esta
provisionalidad conllevaba una indefinición respecto arasgos sustanciales, a
saber: el de los fundamentos nacionales de los gobiernos centrales, los límites
territoriales de su autoridad osus atribuciones soberanas. Pero hubo un
instrumento preconstitucional que fijó provisoriamente las bases para la
organizacióndel nuevo Estado, el
Reglamento
Provisorio para la
Administración y Dirección del Estado, del 3 de diciembre de 1817.
Soberanías y proceso revolucionario (1810-1820)
Desde
el inicio de la revolución, lo que tejió gran parte de la trama política del
período fue la coexistencia conflictiva desoberanías de ciudades con gobiernos
centrales que dirigieron sus acciones tendiendo a definir una única soberanía
rioplatense.Una de las cuestiones que se plantea es la de discernir en qué
medida la emergencia de la soberanía de los pueblos puede ser vinculada a
la tradición de autogobierno de los pueblos, que las reformas borbónicas no
habrían podido quebrar. Otra de las cuestiones se vincula con la necesidad de
comprender mejor el alcance y el significado de las expresiones de defensa de
los llamados “derechos de los pueblos”. Este proceso tiene tres momentos:
1-La
lucha de las ciudades subalternas para independizarse de las ciudades cabeceras
de las intendencias a partir de 1810.
2-
Las Instrucciones de Artigas a los Representantes del Pueblo Oriental para
el desempeño de sus funciones antela Asamblea General Constituyente de
1813.3-El surgimiento de la primera tendencia federal porteña en 1816, derrotada sin embargo en ese mismo año.
Para el primero de los casos fue frecuente el uso de un concepto
equívoco, el de
federalismo
comunal. Como consecuencia de esas aspiraciones de los pueblos al ejercicio de
su soberanía, se inició un proceso de disgregación de las antiguas provincias
del régimen de intendencias, basado en el principio de retroversión de la
soberanía, que dará nacimiento a nuevas provincias. Estas primeras
manifestaciones autonómicas alcanzaron un punto crítico en la conmoción
general del año 1815, con la caída de Alvear. En el programa
formulado por Artigas, el imaginario pactista adoptó una forma claramente
confederal. Además, desde su origen, la dirección del movimiento insurreccional
en la Banda Oriental,
se recluta en la campaña misma al margen del sistema jerárquico tradicional.
El desplazamiento de las bases de poder alcanza aquí una intensidad excepcional
y se funda en un ideario de contenido democrático. La emergencia de una
tendencia confederal no fue sin embargo privativa de la Banda Oriental ; en
la misma Buenos Aires surgió una primera expresión pública de esta tendencia en
1816. Los confederacionistas de Buenos Aires intentaron así crear una fuerza alternativa
a los gobiernos centralistas, pero fueron derrotados en 1816.La cuestión
de la soberanía se vinculó asimismo con
otro rasgo sustancial de la vida política de los meses
posteriores a la revolución: las prácticas representativas inauguradas por el nuevo
poder. Las nuevas formas representativas comenzaron rigiéndose
por aquellas desarrolladas en España en ocasión de la convocatoria a diputados
para las Cortes españolas de 1809. La definición moderna del concepto de
ciudadano apareció recién en el
Estatuto
de 1815
y
se ajusta al principio de la soberanía popular y la igualdad ante la
ley. Otro rasgo característico de este período es el
mandato
imperativo
,
en virtud del cual los representantes electos eran apoderados de sus electores
y debían ajustar su actuación a las instrucciones que les eran dadas. De
esta forma, entre 1810 y 1820, en Buenos Aires existieron conflictivamente el
Cabildo y los gobiernos centrales, dos ámbitos políticos de diferente
naturaleza por su origen y funciones. Sólo a partir de 1820, cuando el nuevo
Estado provincial genere dos ámbitos de poder, el gobierno provincial con su
Junta de Representantes, y el Cabildo, se producirá una superposición
de jurisdicciones que llevará a la supresión del cabildo.
El legado de la revolución
Con
los términos “barbarización del estilo político”, “militarización” y “ruralización”,
Tulio
Halperin Donghi puso de relieve
losefectos de la revolución y la guerra de independencia sobre las bases
sociales del nuevo poder.
El cambio más notable es el que se vinculó al poder cada vez más amplio que la
coyuntura guerrera confirió a las autoridades locales encargadas de canalizar
los recursos humanos y económicos de las zonas rurales.
Gracias! Me resultó de mucha ayuda.
ResponderBorrarQuizá con esto apruebe historia. Gracias :P
ResponderBorrar